Hoy ni siquiera estoy inspirada. Realmente ni me apetece escribir, no se por qué lo hago. Si se que odio el silencio. Puede que me siente bien expresarme cuando menos inspirada estoy, que es, a la misma vez, cuando puede que más lo necesite. Simplemente por el único hecho de poder hacerlo, de poder ojearme y averiguarme un poco. No es sonido, pero sigue siendo palabra. No hay un oyente externo, pero sigo estando yo. Es reconfortante. Aunque también puede llegar a ser confuso, doliente o hasta mordaz. El ser humano no atiende a la verdadera realidad de las cosas hasta que... El ser humano no atiende a la verdadera realidad de las cosas. No lo hace, no. La emoción es dual y como seres emocionales, siempre sentimos dos veces y con diferente argumentación. ¿Y para qué una segunda? Me pregunto. No hay nada más inútil que buscarle argumento a la segunda vez, después de haberte emocionado una primera. Las segundas nunca fueron buenas y se ve que se quiere aplicar a todo. Prueba a observar un solo detalle, un gesto y dime que sientes. Lo demás, lo que viene después de haberlo considerado realmente, no cuenta. No sirve para nada. Resulta inservible, improductivo, inerte. El ser humano fue inventado para ser dual. El mundo, para ser injusto. Odio el silencio incluso en días como este. Lo odio aún más en días como este.